¿SABEMOS REALMENTE QUE ES EL AMOR?
Desde pequeños nos han acostumbrado a pensar que buscar
incansablemente el amor es nuestra misión en la vida, y de esta forma nuestro
mundo estará completo; la familia, la escuela y la sociedad, nos enseñan que es
necesario buscar una pareja para estar bien emocionalmente e incluso
materialmente. Estos hábitos que inician de una necesidad creada, se han vuelto
parte nuestra estructura social.
Erróneamente nos han acostumbrado a pensar que: el “amor duele, pero vale la pena”, “el amor es ciego”; pensamientos como: “me sacrificaría por ti sin importar nada” “si siente celos significa que me quiere”, son ejemplos influyentes en las actitudes colectivas que afectan la conciencia y la noción del verdadero concepto de amor.
Los medios de comunicación tienen un papel
protagónico en este concepto tergiversado de amor, toman ventaja de esa
sensación de vacío y de la necesidad creada de llenarlo a toda costa; ahí es
cuando los medios de comunicación y la publicidad nos bombardean con productos,
para alimentar esos pensamientos y saciar esa falsa necesidad.
Para las empresas, el amor es un producto que se
vende bien; en la mayoría de países han establecido el mes de febrero para
aprovechar su potencial; a medida que se acerca el 14 de febrero, nos venden
cantidad de productos para hacer sentir bien e incluso para atraer a “esa
persona especial”; tarjetas, chocolates, globos, flores, ropa, son algunos de
los artículos más promocionados.
Las canciones de amor y las novelas no se quedan
atrás, los anuncios de la televisión o la radio, nos venden toda clase de
productos, incluso el poder de saber el futuro o descubrir si la pareja es fiel
o si es la indicada gracias a un mensaje de texto; esto demuestra la
creatividad de la empresas para tomar ventaja del tema “amor” y nos coloca toda
clase elementos que alimentan y promuevan el amor como producto, sin darnos
cuenta esta intención.
De esta manera nos hemos convertido en seres
amaestrados persuadidos por la estructura social, esperando recibir mensajes
para actuar y contribuimos al despilfarro de nuestros recursos para evadir la
sensación de la también mal interpretada soledad; llenándonos de pensamientos
superficiales, olvidado observar más allá de lo que esencialmente es
importante.
Dejamos pasar desapercibido valores determinantes
como el respeto, confianza, lealtad, compañerismo, sinceridad; los aspectos
como madurez para solucionar problemas, la comunicación, la conciencia en las diferencias
que hay en cada uno; instruirnos sobre el significado de convivencia, la
conciencia que la felicidad nos esta en otra persona sino en uno, y no depende
si se está en compañía de una pareja o sin ella.
La conciencia de saber que todos nacemos completos,
que debemos amarnos a nosotros, antes de pensar en amar a alguien más, que
tenemos la alternativa de elegir cuando tener una pareja y no dejarnos
presionar por la familia, amigos, o la insistencia de los anuncios
publicitarios; e incluso elegir la soltería y no significa que sea porque “lo
dejo el tren” entre otras tantos pensamientos.
El amor no es exclusivo de una pareja, existe el amor
que nos tenemos a nosotros cuando reconocemos lo que esencialmente es sano para
nosotros y contribuye a nuestro desarrollo emocional y físico; el amor hacia
nuestros padres, hijos, amigos. El amor no se demuestra con objetos, se
demuestra con acciones; el amor no es el sentido de propiedad, ni responsabilidad de otro por el bienestar propio.
Ahora preguntémonos ¿Sabemos realmente que es el amor?
Carmen Galich Moraga
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