martes, 19 de febrero de 2013

¿SABEMOS REALMENTE QUE ES EL AMOR?

Desde pequeños nos han acostumbrado a pensar que buscar incansablemente el amor es nuestra misión en la vida, y de esta forma nuestro mundo estará completo; la familia, la escuela y la sociedad, nos enseñan que es necesario buscar una pareja para estar bien emocionalmente e incluso materialmente. Estos hábitos que inician de una necesidad creada, se han vuelto parte nuestra estructura social.   
 
Erróneamente nos han acostumbrado a pensar que: el “amor duele, pero vale la pena”, “el amor es ciego”; pensamientos como: “me sacrificaría por ti sin importar nada” “si siente celos significa que me quiere”, son ejemplos influyentes en las actitudes colectivas que afectan la conciencia y la noción del verdadero concepto de amor.

Los medios de comunicación tienen un papel protagónico en este concepto tergiversado de amor, toman ventaja de esa sensación de vacío y de la necesidad creada de llenarlo a toda costa; ahí es cuando los medios de comunicación y la publicidad nos bombardean con productos, para alimentar esos pensamientos y saciar esa falsa necesidad.

Para las empresas, el amor es un producto que se vende bien; en la mayoría de países han establecido el mes de febrero para aprovechar su potencial; a medida que se acerca el 14 de febrero, nos venden cantidad de productos para hacer sentir bien e incluso para atraer a “esa persona especial”; tarjetas, chocolates, globos, flores, ropa, son algunos de los artículos más promocionados.

Las canciones de amor y las novelas no se quedan atrás, los anuncios de la televisión o la radio, nos venden toda clase de productos, incluso el poder de saber el futuro o descubrir si la pareja es fiel o si es la indicada gracias a un mensaje de texto; esto demuestra la creatividad de la empresas para tomar ventaja del tema “amor” y nos coloca toda clase elementos que alimentan y promuevan el amor como producto, sin darnos cuenta esta intención.

De esta manera nos hemos convertido en seres amaestrados persuadidos por la estructura social, esperando recibir mensajes para actuar y contribuimos al despilfarro de nuestros recursos para evadir la sensación de la también mal interpretada soledad; llenándonos de pensamientos superficiales, olvidado observar más allá de lo que esencialmente es importante.

Dejamos pasar desapercibido valores determinantes como el respeto, confianza, lealtad, compañerismo, sinceridad; los aspectos como madurez para solucionar problemas, la comunicación, la conciencia en las diferencias que hay en cada uno; instruirnos sobre el significado de convivencia, la conciencia que la felicidad nos esta en otra persona sino en uno, y no depende si se está en compañía de una pareja o sin ella.

La conciencia de saber que todos nacemos completos, que debemos amarnos a nosotros, antes de pensar en amar a alguien más, que tenemos la alternativa de elegir cuando tener una pareja y no dejarnos presionar por la familia, amigos, o la insistencia de los anuncios publicitarios; e incluso elegir la soltería y no significa que sea porque “lo dejo el tren” entre otras tantos pensamientos.

El amor no es exclusivo de una pareja, existe el amor que nos tenemos a nosotros cuando reconocemos lo que esencialmente es sano para nosotros y contribuye a nuestro desarrollo emocional y físico; el amor hacia nuestros padres, hijos, amigos. El amor no se demuestra con objetos, se demuestra con acciones; el amor no es el sentido de propiedad, ni responsabilidad de otro por el bienestar propio.


Ahora preguntémonos ¿Sabemos realmente que es el amor?


Carmen Galich Moraga

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